domingo, 10 de mayo de 2009

Culturo-ociando

Dicen: uno pone y Dios dispone. En este caso el gobierno dispuso que el Edificio Central permaneciera cerrado hasta el 11 de mayo, por lo que los planes de ver una peli el viernes pasado en este sitio nos fueron truncados a la agridulcealimañainvenciblesic y a mua.
Como alternativa nos dimos el rol por el MAC8 -donde descubrimos que cada una tiene su propia historia curiosilla del pasado- que exhibe en permanencia a Enrique Guzmán, y como temporal a sepa-cómo-se-llama-la-artista, por lo que se darán cuenta no me causó mayor impresión, gulp.

Al salir comenzamos la infructuosa búsqueda del frappuccino perfecto. Resultados de la primera parada: dos sorbos y a la basura (para mi amiga pues yo no compré nada aquí, mi desidia me salvó jo jo).
Optamos por irnos a la segura y pasar al ICA por un delicioso y conocido frappu de Doña Martha; camino a, entramos a la librería onde yo tenía apartado El guardián entre el centeno, que ya no quise y mejor con lo que había dejado en depósito más una lanilla extra me llevé estos otros que me sugirió la agridulce:















Después de papalotear un rato más en la librería nos pasamos a la Casa de la Cultura ora sí, donde se exhibe la exposición del Encuentro Nacional de Arte Joven 2009 (y onde con tristeza abandonamos la misión de probar el frappu perfecto, pues Doña Martha no abrió... bu).
Vimos algunas propuestas curiosas; como las fotos de un güey que realizó una especie de sello con un bate de béisbol; prácticamente se dio de madrazos por algunas partes del cuerpo dejando marcadas algunas frases que supongo tendrán algún significado particular (yo la neta no se lo encontré, disculpen mi poca sensibilidad artística).

Ay píquenle luego al bló de la agridulcealimaña... (luego nos arreglamos con lo de la publicidá), que fue la que tomó fotos y quizás las suba un día de estos.

Mi amiga reconoció a Oliver Esquivel, quien había estudiado un tiempo en la Uni con su hermano y que ahora es un artista plástico que ésta vez obtuvo mención honorífica.
También nos topamos con unas botas vaqueras marca adidas, con la escultura de una naranja transgénica (que de primera impresión me pareció un seno amarillo y deforme) y nos sorprendimos-decepcionamos al descubrir que el collage sigue siendo un recurso socorrido en estas exposiciones.

Terminamos el recorrido culturoso zampándonos un frappuccino moka y un smoothie de mango (pasables) por aquello de que está re dura la calor, en un conocido café de La Plaza Patria; por supuesto la agridulcealimaña no pudo resistir la tentación de husmear en mis recién adquiridos libros...
Y antes de ponernos serias y existencialistas leímos La Oveja Negra, de Monterroso, que nos hizo mucho jiji. Ahí dejo.

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja Negra. Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

2 comentarios:

Dean dijo...

Por eso hay que portarse bien y no ser oveja negra.
Un saludo.

* dijo...

Sólo tenía ahora, Risso, una lástima irremediable por ella, por él, por todos los amantes que habían amado en el mundo, por la verdad y el error de sus creencias, por el simple absurdo del amor y por el complejo absurdo del amor creado por los hombres.

La novia robada. Juan Carlos Onetti