lunes, 25 de noviembre de 2013

A quien corresponda:

"Estés donde estés. Te suceda lo que te suceda,
yo te deseo el bien mayor, la bondad
imposible en este mundo. Te deseo el antiguo
verano y su agua dulce. El oro que mereces,
un bonancible viaje, y el amor que sé ya
(inútilmente ahora) que entonces te tenía".

(Fragmento de oratio amatoria) Luis Antonio de Villena

martes, 1 de octubre de 2013

Sobre libros y extravíos.

Me gustan los libros usados, porque, en una de esas, encuentras parte de la historia del personaje anónimo que los tuvo en sus manos antes que tú.

Hace un tiempo amasé una pequeña fortuna, consistente en unos cuantos billetes de moneda colombiana que ya no cambié luego de visitar el país; así como un colorido billete más, de 10 dólares de Hong Kong, que me regalaron en Panamá.

A falta de banco, deposité despreocupadamente mi fortuna entre las hojas de un ejemplar de alguna novela de Emile Zola. Aunque no recuerdo qué novela era exactamente, el libro pertenecía a la serie de los Rougon Macquart, encuadernado en pasta dura de color rojo.
No sé en qué momento perdí ese libro; y a veces aún tengo la esperanza de recuperarlo en algún tiradero de usados.

Mejor que eso: espero que el personaje anónimo que lo llegue a tener (me ilusiona la idea de algún poseedor, más que la de imaginarlo empolvado en un estante) le otorgue algún significado a esa pequeña fortuna extraviada; o incluso, fabrique una divertida historia acerca del origen del hallazgo.

Me pregunto si la vida tendría el mismo encanto sin las historias entrecruzadas que permanecen dentro de esos libros itinerantes, que llevan plasmado mucho más que letras, mucho más que la propia inventiva del autor...

miércoles, 12 de junio de 2013

A little dizzy

1. Hay algo que no puedo aceptar y eso es la muerte. No puedo, siquiera, por ejemplo, voltear a ver una paloma que ha sido atropellada y yace destripada en la acera. No es que me de asco. Es que me enfrenta a la muerte y yo simplemente no quiero mirarla; ni de reojo.

2. Constantemente tengo sueños en los que despierto de un sueño raro y tengo ganas de contarle a alguien lo que soñé; pero entonces despierto de ese sueño y caigo en la cuenta de que el anterior también era un sueño.Y despierto.
¿Sí despierto?

3. Una tarde de 24 de diciembre comencé a leer un ensayo de Aldous Huxley llamado Las Puertas de la percepción. En este ensayo, el escritor describe su experiencia con el uso de la mezcalina, una droga del tipo alucinógeno.
Luego de leer un poco sobre los primeros efectos de la droga en la conciencia del narrador, me quedé dormida.
Soñé que estaba leyendo un ensayo de Huxley y me quedaba dormida boca abajo sobre la cama. De pronto, mi cuerpo se elevaba y adoptaba una posición fetal-horizontal. Abrí un poco los ojos y noté que estaba girando sobre mi propio eje, por encima de la cama. Desde ahí  pude ver claramente mis libros y los dvd’s que tengo en la cabecera; vi también las paredes de mi habitación, el clóset, la puerta de la entrada... por un momento tuve la impresión de que mi cuerpo se dirigía a esa puerta con rumbo desconocido y sentí algo de miedo y mareos.
Empecé a repetirme mentalmente que debía bajar, y, sobre todo, debía dejar de girar. Poco a poco (aunque me pareció una eternidad), dejé de dar vueltas y de flotar, aterrizando por fin sobre el colchón. Desperté.
¿Sí desperté?

4. La lluvia siempre me recuerda que alguna vez tuve la capacidad de quitarme los zapatos y correr por el pasto enlodado. Fue en Junio, hace muchos años. Ahora, busco resguardarme lo más posible para no ensuciarme nada. Aunque sea Junio y no llueva.