miércoles, 7 de diciembre de 2011

El gordo

Anoche me quedé dormida con los audífonos puestos.
Tardé en conciliar el sueño... pensaba en Rafa. En que ya son 3 años desde que se nos fue... y a veces es como si hubiera sido ayer, a veces como si hubiera sido hace años.
Nunca, desde su muerte, lo he vuelto a soñar. El gordito no se me ha aparecido aún para jalarme las patas; ni para criticar a grito pelón mujeres gorditas desde el más allá, ni para tomarse una coca conmigo...

3 años atrás soñé con Rafa. Una madrugada del 7 de Diciembre de 2008.
Por esa fecha, había comprado un juego de lotería con imágenes del grabador José Guadalupe Posada.
En mi sueño, estábamos Rafa, Rod y yo, sentados alrededor de una mesa de la que parecía ser la cocina de la casa en la calle de Rayón, donde el gordo vivió algún tiempo en Aguascalientes, y donde algunas veces jugamos al risk, o a las cartas; y en definitiva, donde varios de sus amigos-hijos pasamos gratos momentos.

En el sueño, los tres jugábamos a la lotería. Estábamos contentos y era Rafa quien sacaba las cartas de juego.
En algún momento Rafa "cantaba" la carta de la Catrina. Después de eso, se levantaba de la mesa riendo; con esa risa a carjada abierta que le caracterizaba.
Antes de irse, me pasaba por un lado y me decía: "cuídalo", señalando a Rod.
Entonces desperté.
Y desperté sin imaginar aún que esa misma mañana, Rafa se nos iría para siempre.

Meses atrás había ido a visitarlo a su casa en Guadalajara. Me acompañó mi amiga Jannete y pasamos toda una tarde platicando con él, escuchando sus historias y peripecias. Para entonces, estaba ciego de un ojo y se veía muy delgado. Nos contó que pronto lo operarían del otro ojo, con la esperanza de no quedarse completamente ciego.
Recién se había recuperado de una neumonía casi mortal... y así, el gordo desafiaba con uñas y dientes a la muerte, que poco tiempo después, terminó por alcanzarlo.

Anoche pensaba en un día en el que Rafa me animó a escribirle una carta a mi papá: "Chapis, tienes que hablar con tu papá; tienes que perdonarlo, decirle que lo quieres y abrazarlo. Si no puedes decírselo directamente, escribe una carta... pero ya no te guardes esas cosas, que te hacen tanto daño".
En efecto, escribirle a mi papá en aquella ocasión, me dio un gran alivio; y todas las veces que tengo oportunidad de abrazar a mi viejo, las sabias palabras del gordo me hacen coro.

Recordé también, cuando el gordo todavía no vivía aquí, un día que vino de visita para la feria del pueblo. Esa vez, lo llevamos de antro, cosa que ninguno teníamos costumbre de hacer y sin embargo, nos la pasamos poca madre. Cuando vi a Rafa llegar al antro, me dio muchísimo gusto y nos fundimos en un abrazo como de 10 minutos. Todavía siento la calidez de ese abrazote de oso que nos dimos...

Y así era él: cariñoso, criticón, mordaz, carismático, peleonero, gritón, noble, generoso, leal... y pedorro, jaja. Se tiraba pedos frente a mi, aunque Rod lo regañara por eso. La verdad es que para mi esa confianza era como un halago :)

Por lo pronto, tengo su biblia en mi casa para regresársela el día que se le ocurra darme un buen susto, de esos que le encantaban.
Tres años ya sin el gordo: muchas historias que contar; muchos pendientes para cuando nos reencontremos algún día en la 4a dimensión, o por lo menos en alguna frecuencia REM.

Al 7 de Diciembre del 2011 se le extraña y se le quiere.