miércoles, 7 de diciembre de 2011
El gordo
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Buen Invierno (almost)
martes, 22 de noviembre de 2011
RETÓRICA INFANTIL II
martes, 1 de noviembre de 2011
Retórica Infantil I
jueves, 27 de octubre de 2011
miércoles, 5 de octubre de 2011
El Club de la hipocresía
Una amiga me invitó a asistir como espía, ya que su madre es gerente de ventas en otro club, por lo que la idea era pirate… ver qué tal estaba la competencia.
Días antes, un amigo del trabajo me contó que había ido a conocer las instalaciones del nuevo lugar, porque tenía la idea de apuntarse con otros amigos.
Él es muy de ejercicio, gimnasio, dietas… así que vio como buena oportunidad el inscribirse en un sitio donde pudiera tener varias opciones para sus rutinas de mantenimiento y demás actividades, compartiendo gastos con otros compis que buscaban lo mismo.
Mi amigo es un tipo guapo, varonil; muy mexican macho style, con la salvedad de que –como él mismo dice-en cuanto abre la boca, aflora la nenita que lleva dentro, irremediablemente.
Y de esto se dieron cuenta quienes le dieron el tour por el lugar. Me contó cómo uno de los vendedores comenzó a explicarle de manera nerviosa que únicamente se podían inscribir familias o parejas hombre-mujer. (“Por ejemplo, Usted y su NOVIA”, le decía el chico vendedor, enfatizando mucho lo de la NOVIA, mientras otra vendedora que parecía ser la jefa, le hacía segunda con un “Y oseaaaa, su NOVIA con planes de CASARSE, por supuestoooo”)
Mi amigo le explicó al vendedor que no tenía novia, esposa y mucho menos planes de casarse; que la idea era inscribirse con un grupo de amigos: una pareja de casados (hombre-mujer, para su tranquilidad, por supuestoooo) y otro más, soltero, al igual que él.
Sudando la gota gorda y hablándole en voz baja ésta vez, el vendedor le sugirió como mejor idea, que junto con su amigo soltero, se consiguiera unas “amigas” que se hicieran pasar por sus novias.
Al ver que a mi amigo no le caía tan en gracia la brillante idea, el atribulado vendedor no tuvo más remedio que decirle: “Es que así son las cosas aquí. Quieren que el club sea familiar y que la gente esté… cómo decirlo… tranquila”.
Ya más relajado y con mejor humor ante el ligero ambiente discriminatorio que experimentó ese día, mi amigo me contaba divertido que seguramente los vendedores se habían imaginado que planeaba pasearse con sus amistades gay por la alberca “familiar”, enfundado en un speedo color rosa y con su toalla de barbie encima.
Así la cosa, camino a nuestra encomendada labor de espías, le platiqué ésta historia a mi amiga; más que por chismerío, por saber qué pretexto pondríamos para que no nos hicieran fuchi los del club, puesto que ambas somos solteras, sin novio ni marido a la redonda, ni amigos que nos pudieran hacer el gran favor de fingir que tienen planes de casorio con nosotras.
Como por fregar, lo primero que se nos vino a la mente fue armar un escandalito en pleno discurso mocho de los dueños del lugar, abogando por nuestro derecho a pertenecer a su selecto club y a ponernos bronceador teta con teta, si así nos daba la gana.
Finalmente y aterrizadas en la realidad, nos chutamos los soporíferos discursos de inauguración, criticamos y reímos sin piedad, levantamos evidencia fotográfica, tragamos canapés como muertas de hambre y luego, muy dignas, nos retiramos del lugar para ir al cine a ver una peli muy familiar.
jueves, 29 de septiembre de 2011
R.E.M. refresh
When you're sure you've had enough of this life, well hang on
Don't let yourself go, 'cause everybody cries and everybody hurts, sometimes...
domingo, 18 de septiembre de 2011
Dice Rubén
Hay que estar frente a un muro. Y hay que saber que entre nuestros puños que golpean y el lugar del golpe, allí está la eternidad.
Creer en la supervivencia del alma, o en la memoria de los hombres, es lo mismo que creer en Dios, es lo mismo que cargar su tabla mucho antes del naufragio.
JAIME SABINES
Dice Rubén que una quesadilla de papas con chorizo es igual a un huarache de papas con chorizo, con la única diferencia de que el huarache está extendido. Entonces, los sopes pasan a ser huaraches más pequeños, y así, la comida mexicana es bastante repetitiva.
Y yo pienso que esas deducciones sólo pueden ocurrírsele a él, mientras todo este tiempo he vivido engañada disfrutando de la "diferencia" entre unos chilaquiles y unas enchiladas...
Hay que estar en una taquería. Y hay que saber que un taco al pastor de 1 euro en lo de Rafa Márquez, no es ni parecido a lo que obtienes por 5 pesos de un taco al pastor en mi pueblo.
Creer en la igualdad en México, o en que a un español le cambiarían unos euros sin presentar pasaporte como al tipo francés, es lo mismo que creer en Dios, es lo mismo que viajar con una mexicana a Playa del Carmen y que a ella la confundan con extranjera en su tierra, sólo porque el europeo "real" tiene mejor estilo para zamparse unos tacos con guacamole.
V
lunes, 12 de septiembre de 2011
Amores a tiempo incompleto
sábado, 16 de julio de 2011
De búsquedas y encuentros



viernes, 1 de julio de 2011
Checklist
Equipaje: listo (nomás agarro una chamarra que tengo en casa de mis papás, antes de irme, por aquello de los vientos veraniegos).
Bolsa de mano marca acme: lista. Creo que pesa más que mi maleta, ya que ahí cargo hasta con el molcajete (quién sabe, en una de esas se me ocurre preparar una salsita en pleno camino :))
Ipod: listo (me hubiera gustado actualizar mi playlist, que ya está medio caduco, pero con eso de que tengo al gaspar en mantenimiento, pos... ya ni tiempo).
Libro: listo. Ando en rollo psicoterapéutico, por lo que cargué con El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl y auspiciado por la amiga de cabecera.
Cámara: lista. A ver si logro capturar algo rescatable, para ir retomando ritmo fotográfico...
Papos andariegos: listos. Que por cierto, mi jefe ya me vio feo porque vengo de tenis moraditos y sudadera rosita, viernes huevón style, aunque creo que hoy sí me pasé, gulp.
Lentes de sol por si sale el sol: listos. Ya tengo como un año con los mismos, un verdadero milagro que aún no los haya perdido... aún, dije.
Paraguas: pendiente. Ayer estuve a punto de comprar uno, pero no era de los que podrían caber en mi bolso de mano marca acme, por lo que... ¡descartado! Tláloc: ten piedad de mi y descarga tu furia cuando me encuentre resguardada bajo techo.
Chunches para el camino: pendientes. Al rato armo el itacate burritos-tortas-tacos o así... (¿me darán "lonche" en el bus? I hope so...)
Attitude: low con esperanza de convertirse en high. Life's blog on, eso sí... tons, de acuerdo a lo previsto en 2005, en un rato más comienza la Itza-excursión a Guanajuato, me guste o no.
lunes, 27 de junio de 2011
viernes, 24 de junio de 2011
24 de Junio: día de las amigas reencontradas
Agradecimiento especial a la mítica amiga y que ya no fuma (salvo ocasiones muy especiales :-P), por los pasados confusos y los presentes valiosos.
Ahí dejo.

jueves, 23 de junio de 2011
I
Llegas a casa y no hay luz.
viernes, 25 de febrero de 2011
Bipolaridad económica
Pero qué bonecito es, caminar unos pasos fuera del banco y descubrir que, justo-lo-que-estabas-buscando, está de ofertón, por lo que, tarjetazo se ha dicho!... :)
Píquele a la foto y envídieme...
(Teléfono, plumas y marcadores, no estaban de oferta)
Osh, qué debil soy. Págame la publicidad, Slim ¬¬.
miércoles, 16 de febrero de 2011
Meiles
Abrir el correo y ver un mensajito así todo inesperado, es bien bonito :)
jueves, 10 de febrero de 2011
Always

This Romeo is bleeding, but you can't see his blood...
It's nothing but some feelings, that this old dog, kicked up. It's been raining since you left me, now I'm drowning in the flood.
You see I've always been a fighter, but whithout you, I give up...
Now I can't sing a love song, like the way it's meant to be
Well, I guess I'm not good anymore...
But baby, that's just me
And I... will love you... baby...

Debo dejar de leer a El_Neb... o dejar de escuchar radio UVA
viernes, 4 de febrero de 2011
Devaluación
jueves, 3 de febrero de 2011
Despertar y dormir
Y así de la nada, comencé a sentir una pesadez terrible en los ojos, con la consecuente sequedad de los mismos, en el intento despiadado por mantenerlos abiertos y no quedar como la que se duerme en el laburo y además, enfrente del jefe.
Por momentos, creo que me fue imposible lograr mi cometido y quizás, fue evidente que estaba librando una batalla contra el repentino sueño.
Total, que empecé a recordar otras ocasiones en las que me sucedió algo similar: el curso de ventas en Guadalajara, cuando trabajé en Fiesta Americana; algunas clases en la Uni (casi siempre, las que tomaba en horario 4-5 p.m.), una cena en la que Ojos habló y habló y habló -y, en la que, irremediablemente-, me quedé dormida sobre su hombro.
Con todo y mis cavilaciones, yo seguía teniendo un sueño de la chingada, además de que no podía concentrarme ni tantito en lo que estábamos revisando.
Así que me enfoqué en el rostro de mi jefe, creyendo que, con mirarlo directamente, mi esfuerzo tendría que ser doble y terminaría por mantenerme bien despierta. Pero no.
Además, los ojos me ardían cada vez más, por el humo del cigarro que inunda su oficina.
Por fin, mencionó algo que dió pie a mi característico "pues, bueno..." que es la antesala para mi inminente retirada.
*****
Cuando salí del trabajo, rumbo a casa de mis papás, estaba casi segura de que tomaría una siestecita reparadora, pero...
En cuanto puse un pie en la calle, tuve la sensación del "despertar". Le llamo así al momentito en el que nos "damos cuenta" de que estamos en X sitio, de que ocupamos un lugar en el espacio y de que entonces por qué chingados nos sentimos tan fuera de lugar, tan mínimos y tan ajenos a nosotros mismos.
"O sea, yo no soy ésta y qué diablos hago aquí?"-pensé.
Imagino, que esa sensación que dura unos pocos segundos, ha de ser porque mi verdadero yo está a punto de despertar en la realidad verdadera. Así como cuando uno sueña y en el sueño todo va de maravilla, hasta que las hamburguesas te persiguen o tú a ellas y entonces eso no te cuadra mucho con tu realidad de laburos en los que casi te duermes, por lo que te despiertas, sólo para comprobar que efectivamente el irse a dormir con la panza vacía, no es algo recomendable.
En fin, que con el despertar ya no me dieron ganas de dormir, sino de escribir.
Ah, y cuando crucé la calle en medio de mis líos existenciales (sobre el despertar, los otros yo y el maldito frío que me cala hasta los huesos), un taxista me gritó: qué fríoooo, pero qué calorrrrr... naco.
Y creo que apesto a cigarro, osh.
miércoles, 19 de enero de 2011
Lost in Translation
Otras veces, la había visto anunciada; o en mi paseo habitual por todos los canales, daba con ella; pero nunca me detenía para verla.
La noche de ayer tuve cierta renuencia también y, aunque por coincidencia, puse el canal donde estaba por comenzar, le cambié para ver otra cosa.
Más tarde, por fin, sintonicé la peli, cuando ya iba a la mitad... y la disfruté como la primera vez que la vi. Incluso, puedo decir que algo más.
De la primera vez, nos recuerdo a los tres, en la sala de cine. Como siempre, Rod y yo, con las expectativas sobre lo que estábamos a punto de ver: que si la peli había sido aclamada por la crítica, que si Sofía Coppola se colgaba del nombre de papi Francis, que si Scarlett Johansson era la nueva promesa del cine (aunque ni tan nueva, pa esos entonces), que si la fotografía, el soundtrack...
Personalmente, identificaba sobre todo a Bill Murray, como Peter Venkman, de los cazafantasmas... ajá, viejos traumillas de mi infancia.
Y recuerdo también a Ernesto, con la franca sonrisa de siempre y palomitas en mano, acomodándose en la butaca para pasar un buen rato, yendo al cine con sus amigos.
Salimos de la sala, satisfechos con lo que vimos; comentarios más, comentarios menos.
Esa fue la última vez que fuimos al cine con Ernesto.
La última peli que vimos con él, fue Voces Inocentes, de Luis Mandoki. La vimos en casa de su mamá, un fin de semana que fuimos a visitarlo, cuando recién comenzaba las quimioterapias. A pesar del drama fílmico y el drama particular, no se me olvida la sonrisota infinita de Ernesto.
Anoche, tras la segunda vuelta de Lost in Translation, pensé en todas las cosas de las que me he perdido, por el miedo al dolor.
Sobre todo, porque es miedo a un dolor fantasma, no a un dolor real, en sí.
Por supuesto, me encantaría decir que cualquier día de estos, podría tomarme un café con Ernesto... aunque no sea así, me quedo con la fortuna de saber que pude hacerlo alguna vez.
Y me quedo también con el recuerdo del tipo más valiente que he conocido.
Ah! y por cierto, que a Bill Murray ya no lo asocié esta vez a Peter, el ghostbuster... aunque le encontré cierta similitud con su personaje en Flores Rotas.
Ya vislumbro próximo trauma... jojo.