sábado, 16 de julio de 2011

De búsquedas y encuentros

Recordando aquel pasaje de El Libro Salvaje, de Juan Villoro (el que por cierto, me dejó absorta toda una tarde en el afán de terminarlo, con el consiguiente dolor de cabeza por el éxtasis lec-tu-ro-so, uff... pero es que ¡es bellísimo!) que decía algo así como que los libros buscan a sus lectores -en una línea fantástica, naturalmente- pero no por ello tan distante de la realidad, como siento que ha sucedido con mis últimas lecturas, precisamente.


El día que descubrí El Libro Salvaje, hace algunas pocas semanas, estaba sola en casa de mi abuela, con una mínima disposición para hacer algo provechoso, cuando en la búsqueda de ya ni recuerdo qué cosa, me topé con un montón de cuadernos que mi primo adolescente había dejado ahí. Encima de los cuadernos, resaltaba un libro que parecía ser de los que nuestra fabulosa educación pública brinda a los estudiantes como material gratuito.

Más por curiosidad (con una pizca de ansiedad) que otra cosa, tomé el libro y me arrellané en un incómodo sillón de la sala.
Y como en mis viejos tiempos pubertos, únicamente solté el libro para hacer una breve pausa alimenticia, para luego seguirle como si fuera manda.

En el transcurso de la lectura, reí, refunfuñé, soñé, extrañé, suspiré, lloré... en pocas palabras, encontré un alivio que necesitaba en ese momento y que jamás habría imaginado encontrar de esa manera. El libro de Villoro me buscó... y me encontró para siempre.

Días después, en casa de la filos de cabecera y a punto de ponerme en estado catatónico, abruptamente me vino a la mente el Dr. Viktor Flankl. Quizás al mismo tiempo, sentí cierto remordimiento por mi poca dedicación a la materia optativa de Psicología Humanista, en mis tiempos de bachiller, que busqué de manera consciente rescatar algo de aquello.
Le pregunté a mi amigui si el Dr. Frankl se encontraba entre sus tesoritos acumulados y así fue. El hombre en busca de sentido me buscó... y me encontró para siempre.

-Inter-

Para darle mayor intensidad a mi propósito de engolosinarlos de coincidencias lectoras felices, tengo que contar también que este día me dispuse a leer a Simone de Beavuoir, en su libro La Invitada (si mal no recuerdo, uno de los regalos de amiga frecuente versión 2010 ;)). Y ciertamente me dio muchos ánimos... para dormir al cabo de dos capítulos y evadir en siguientes oportunidades, su lectura. Hasta ahora, como en cualquier tipo de relación, la Simone y yo nomás no hemos encontrado compatibilidad alguna. Ella no me busca y siendo franca, ni falta que me hace.

Por si fuera poco, la sentencia de que "los libros buscan a sus lectores" no la he aplicado únicamente al placer de las coincidencias lectoras felices, no...
Como buena mañosa y convenenciera que soy, he arrastrado el sentido de la frase a otro de mis preciados placeres: las pelis.
Es por ello, que ahora estoy convencida de que alguna misteriosa energía cósmica se desató en el universo (ja, mi ego está en mantenimiento, disculpe las molestias), en el mismo instante que le di play tanto a Sideways, como a About Schmidt.


Quitándome de tanto misticismo, la cierto es que la verdadera sorpresa me la llevé con los extras de estas dos movies, pues ambas las había visto ya hace algunos años, durante su periodo en cartelera. Y qué decir; que el Sr. Director Alexander Payne es un tipazo, que de haber tenido al lado, con seguridad le habría abrazado hasta entumirme, ganándome una merecida orden de restricción.

Normalmente para algunas versiones en DVD, se adjunta material extra de escenas suprimidas, algunos detrás de cámaras, entrevistas, etc. Schmidt y Sideways no son la excepción, salvo que en cada una de las escenas suprimidas se incluye una magnífica descripción del porqué y cómo fue grabada la escena, porqué fue editada después o simplemente removida.
Estas anotaciones están a cargo de Alexander Payne y son en sí mismas un breve resumen del genuino amor y la devoción que le tiene este hombre a su trabajo.

Me queda claro, que por una parte, muestra el orgullo natural de saberse un fregón en lo que realiza, sino para qué incluir y detallar cosas de las que el espectador jamás se habría enterado. Sin embargo, nunca jamás cae en la presunción; mucho menos en la soberbia. Incluso al describir las escenas y sus porqué sí y no, le imprime un toque de sana humildad y deliciosa modestia a sus apreciaciones, que sólo los verdaderos grandes pueden tener.

Así, Alexander Payne también me buscó en el estante de Walmart, donde sin saber que ambas pelis eran de él, escogí Sideways y About Schmidt. Me buscó... y me encontró para siempre.

Musicalizando este grato momento: Funeral - Mathew Herbert

5 comentarios:

Itzamá Enríquez Íñiguez dijo...

Ponga la musiquita ;)

VALERIA ROMERO HERMOSILLO dijo...

¿Cómo se le hace? :$

Itzamá Enríquez Íñiguez dijo...

La opción que conozco es buscar la canción en goear, copiar el código e insertarlo ;).

VALERIA ROMERO HERMOSILLO dijo...

No encontré Funeral en goear :(
Ái palotra...

Itzamá Enríquez Íñiguez dijo...

Ahí debe ;P